sábado, 15 de octubre de 2011

La primera botella de vino la vende el diseñador gráfico, la segunda el enólogo.

El mundo del vino día a día está creciendo, y va mucho más allá que su materia prima, sino que ya abarca el mercado del diseño, donde se ven etiquetas que son mini obras de arte, y originalidad en los envases, en las ferias de diseño, grandes marcas de vinos tienen sus stands generando así un quiebre en el mercado del vino, sumándose al del diseño.



Hay pocos productos que sean tan visuales como el vino, y realmente muy pocos en donde la estética tenga tanta influencia en la decisión de compra. En un entorno en donde hay muchísima oferta y un consumidor no sabe qué llevar cuando está frente a una góndola, el diseño marca la diferencia.

En el mundo del diseño siempre hay tendencias, aunque se puede decir que son más locales que internacionales. En su momento se lanzó un vino australiano que revolucionó los mercados: el Yellow Tail. Este vino generó un antes y un después en cuanto a diseño, porque se animó a mostrar una estética totalmente liberadora para lo que en ese entonces suponía el vino (sobriedad, clasicismo…); En Argentina algunas bodegas pusieron nombres de animales a sus etiquetas: Altos Las Hormigas, Colonia Las Liebres, Cuatro Vacas Gordas, Quara, Gato Negro, son algunso ejemplos.


Hoy es casi 100% necesario mostrar una historia, contar quiénes son los que están detrás de ese vino. Visualmente esto tendería a sobrecargar una etiqueta pero, al contrario, se busca una etiqueta despojada, llevando toda esta información a la contraetiqueta. El resultado es una primera impresión impactante, pero también dándole la posibilidad al consumidor de que, si lo desea, dé vuelta la botella e indague más en las características del vino y sus hacedores.

El packaging se complementa con una buena botella de calidad (aunque la tendencia habla de comenzar a utilizar botellas cada vez más livianas y, por ende, más “amistosas” con el medio ambiente), un sistema de taponado (corchos naturales o sintéticos, negros, de colores o tapa a rosca) y la cápsula (cuestión que, a veces, concentra toda la atención estética). Todos estos elementos pueden marcar una diferencia.









http://soydg.com/blog/2011/08/12/entrevista-mariano-braga-sommelier/

martes, 11 de octubre de 2011

¿Cómo se diseña una etiqueta de vino?

Letras dibujadas a mano, manchas de color y rotuladores. Las etiquetas de vino ya no tienen nada que ver con caligrafías elegantes y con papel color hueso. Cuatro ilustradores y estudios de diseño españoles cuentan cómo es y cómo ha cambiado el diseño de etiquetas de vino.


Tanto en las tiendas especializadas como en los supermercados es cada vez más frecuente tropezar con botellas de vino fuera de lo común. Si por un lado la mayoría de las bodegas sigue apostando por lo tradicional sobre todo cuando se trata de vino tinto – etiquetas color hueso y letras elegantes – otras prefieren distinguirse en busca de un mercado más joven o simplemente de un mercado más amplio. Por eso, las bodegas cuentan cada vez más con el trabajo y la creatividad de ilustradores y estudios de diseño capaces de romper con la tradición en vez de intentar reproducirla todo el rato.


Cada vino es un pequeño mundo y esconde una historia detrás. En un pequeño espacio de papel se concentra mucha energía, son las aspiraciones condensadas durante años de trabajo, y reflejar esto en tan pequeña proporción es un proceso delicado.

Cada época en el mundo del vino ha tenido grandes etiquetas y algunas de ellas se siguen manteniendo vigentes. Sencillamente se va evolucionando o incluso se han retomado antiguos caminos. Por ejemplo, a principios del siglo pasado existía una escuela preciosista donde se ilustraban las etiquetas con una gran delicadeza y los motivos usados eran prácticamente pequeñas piezas de arte.


Actualmente las denominaciones y los vinos han crecido mucho y con esto la demanda de etiquetas. Se buscan nuevos recursos y muchos vinos apuestan por fórmulas más innovadoras. El concepto de vino clásico es necesario como también los recursos expresivos más innovadores. Los mercados se están abriendo y el consumidor acepta propuestas diferenciadoras. Cada etiqueta tiene su discurso personal y el diseñador tiene que saber unir la información con el sentimiento que produce. Crear un buen vino es un proceso meditado, inteligente y casi artístico.

Nos dijo que la etiqueta debía identificar, distinguir, informar y persuadir. El vino además de ser bueno debe parecerlo. Si quieres que tu producto llame la atención de los consumidores, tienes que hacer algo auténtico y original. Y el vino no es una excepción, hoy en día un producto institucional y conservador pasa completamente desapercibido.

Fuente: http://noticias.lainformacion.com/estilo-de-vida-y-tiempo-libre/gastronomia-restaurantes-y-cocina/como-se-disena-una-etiqueta-de-vino_bCahRYtGK6nTaB1R5Qlt01/