Si bien existía en el continente americano una especie autóctona y silvestre de vid (Vitis lambrusca o americana), son coincidentes los textos que señalan el hecho de que fue Colon quien introduce en sus viajes las primeras cepas de Vitis Vinífera (vid europea), una especie más apta para la producción de vinos, procedentes de las Islas Canarias.
Fueron los conquistadores quienes realizaron los primeros cultivos en América Central, sin resultados alentadores debido a las condiciones climáticas. Gracias al proceso de colonización, las vides se fueron extendiendo hacia el sur, llegando a Perú y posteriormente a Chile donde encontraron tierras y climas mas adecuados para su desarrollo. Las uvas se utilizaban como fruta para la elaboración de vinos y aguardientes.
Si bien existen diversas versiones y fechas, varios autores señalan que entre 1550 y 1560 las primeras estacas de vid llegaron a Santiago del Estero introducidas desde Chile.
Hacia fines de siglo XVI tanto en Mendoza como en San Juan (localidades fundadas en 1561 y 1562 respectivamente), las viñas se fueron afirmando como parte importante de la economía. Catamarca y La Rioja eran otras dos plazas geográficamente cercanas que producían uvas y vinos. Con el cultivo de nuevos viñedos, se genero una producción que iba más allá de las necesidades del consumo local, por lo cual estos productos empezaron a ser transportados hacia los principales pueblos y ciudades de la época. Fuera de los ámbitos locales, los principales destinos eran Buenos Aires, Santa Fe y las localidades del norte.
A mediados del siglo XVIII Cuyo siguió con su desarrollo y se afirmo como la región vitivinícola más importante en la region. San Juan se especializo más en la elaboración de aguardientes, mientras que Mendoza apuntaba más hacia el vino.
En la segunda mitad del siglo XIXla industria vitivinícola local fue escenario de grandes cambios. Juntamente a la adición de hectáreas en las nuevas plantaciones, al incremento del consumo de vino per capita por año y a la inauguración del ferrocarril que empezó a conectar rápidamente Mendoza y el ámbito cuyano con Buenos Aires a partir del año 1885; se destaca como primer cambio de importancia en esa época, la transformación del modelo vitivinícola, que paso del denominado esquema hispanocriollo a adoptar un modelo consolidado como el francés.
Un importante número de viñedos de la época estaban conformados por cepas de la denominada uva criolla (plantas descendientes de las primeras uvas cultivadas por los colonizadores). El reemplazo del modelo, originó que en el transcurso de 10 años se efectúe la sustitución de dicha variedad con las nuevas cepas de origen francés (Malbec, Cabernet Sauvignong, Pinot Noir, y Sauvignong Blanc entre otras).
Acompañando este proceso, en 1853 Domingo F. Sarmiento impulso la creación de la Quinta Agronómica de Mendoza, un avanzado centro de estudios agronómicos que junto a otras instituciones parecidas constituyo una valiosa herramienta de formación profesional y proporciono una base de técnicos especializados de elevada preparación en materia enológica, tratamiento y métodos de vinificación de las uvas.
En el siglo XX, junto a un manejo más racional de las plantas y el riego, las bodegas nacionales implementaron fuertes cambios en materia tecnológica, relacionados fundamentalmente al control de calidad en los procesos de elaboración y producción. A partir de los años 80 destacan los avances en materia enológica, destinados al control bioquímico absoluto de todo el proceso de elaboración del vino, en la búsqueda de generar vinos cada vez más perfectos. También se empezaron a desarrollar las primeras etiquetas.
Debido al gran impulso de la industria, el aumento de la producción y la diversificación de variedades cultivadas, era posible elaborar y vender diferentes tipos de vinos de mejor calidad, lo que genero un cambio en las estrategias de venta. En el mercado interno se empezaron a utilizar denominaciones que remitían a la tradición vitivinícola europea. Champagne, jerez, oporto, chablis y borgoña fueron algunas de ellas.
Desde California (EE.UU.) se implemento una nueva visión que privilegiaba al máximo las ventas de vinos sobre la base de su variedad, el nombre de la uva de la cual nacía el vino, la industria argentina fue una de las primeras en adoptar este modelo que mas tarde fue abrazado por todos los productores del mundo.
Referencias:
EL GRAN LIBRO CLARÍN DEL VINO ARGENTINO. Fascículo Nº 6 “Historia del vino Argentino”. Ed. Argentino. Buenos Aires. 2005
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