Hasta hace poco el mundo del vino se mantenía a cierta distancia del diseño, el prestigio de una bodega se consolidaba principalmente por su trayectoria, no obstante no todos los usuarios que disfrutaban del vino tenían los conocimientos necesarios para diferenciar el más adecuado entre la enorme competencia.
En el proceso de selección de una botella de vino la etiqueta sigue siendo un elemento clave, además de atraer la mirada del consumidor, le habla con propiedad de sus características para conseguir llegar hasta su paladar. Pero la etiqueta no es la única que marca la diferencia, en los últimos años se han sumado nuevos ingredientes como el envase, el cierre o la presentación para romper con los paradigmas tradicionales y acercarse así a un nuevo consumidor.
Tras las sinuosas curvas del vidrio se empiezan a imponer novedosas fórmulas como el aluminio, envases que persiguen la innovación no sólo para contener y proteger este oro líquido, sino también para posibilitar experiencias de consumo alternativas. En este evolución el vino también regresa a sus raíces para tomar texturas, formas, materiales y hasta el sentido ecológico y plasmarlo a través del diseño con el fin de conectar con el consumidor ya sea en el lineal del punto de venta o con el dedo.
fuente: http://www.hazelblogynolaguerra.es/packaging-vino-sentidos/
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