“Cuanto mas pesada es la botella, mas se percibe por el cliente un vino de alta gama. El contacto de la mano del cliente con la botella genera inmediatamente esta percepción. Envasar un gran vino en una botella aligerada puede reducir el valor aunque se suponga que una botella aligerada genera menos costes de transporte”
Las botellas pesadas tienen propósito: ayudan, consciente o inconscientemente, a que el vino se perciba como de mayor calidad.
¿De cuánto peso estamos hablando? Una botella sencilla puede pesar unos 420 grs., aunque en general podemos hablar de un peso medio en torno a los 500 grs. Los modelos más exclusivos empiezan por encima de los 600 grs. y suelen llegar, salvo estrepitosas excepciones, hasta los 850-900 grs. Y en algunos casos puede superar el kilo.
En los vinos espumosos como el cava y el champagne que contienen gas carbónico, lo que implica una mayor presión dentro de la botella, es imprescindible una botella con un cristal más grueso y reforzado.
En Champagne, han realizado el esfuerzo para reducir el peso de la botella de 900 a 835 grs. y el CICV (Comité Interprofessionnel du Vin de Champagne), recomienda encarecidamente su uso.
Las botellas pesadas son bastante incómodas de manejar en la mesa. Y si a esto se suman unos volúmenes generosos, tampoco hay forma de que quepan en un botellero estándar.
Observaciones concluyen que al enfrentar al consumidor entre dos marcas desconocidas, de precio similar y botellas de diferente peso, este en una gran mayoría, prefiere que haya que hacer un pequeño esfuerzo para sujetar la botella.
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